Los caminos del plástico: ¿reciclado o contaminación?

Fuente: http://www.telam.com.ar


Sergio Hilbrecht, Gerente de la Cámara Argentina de la Industria Plástica, dijo: “El plástico no contamina, sino no podríamos envasar la leche. Tendríamos que ver cómo lo disponemos”.

Por su parte, la ONG ambientalista Greenpeace manifestó que “es necesario realizar la separación en origen de los residuos y depositarlos en los contenedores correspondientes dispuestos en la vía pública”.

Desde Ecoplas, una asociación civil sin fines de lucro especializada en plásticos y medio ambiente, opinan que “no debemos considerar al plástico como basura, sino que debemos verlo como lo que realmente es: un recurso recuperable”.

Además, esta entidad técnica profesional especializada en plástico y medio ambiente trabaja con la industria plástica, sus clientes y consumidores para generar políticas de diseño de productos y sus correctos usos, impulsando la formula de las 4R:

Reducir la cantidad de residuos que se generan. Se denomina también reducción en la fuente: consiste en disminuir el peso de los envases plásticos (etapa del diseño y producción), y así se reduce la cantidad de residuos, se ahorran recursos naturales, energía, materia prima y recursos financieros. Además se requiere menos energía para transportar materiales más livianos, lo que se traduce en menos combustible quemado y menor agresión al medio ambiente.

Por ejemplo, el pote de yogur disminuyó un 46% su peso, en 40 años. Los bidones de PEAD han pasado de 120 g a 68 g, lo que significa una reducción del 43%.

Reusar o reutilizar el producto para el mismo uso o para otras aplicaciones por ejemplo la bolsa de supermercado en bolsa de residuos.

Reciclar, consiste en recolectar los envases plásticos post consumo, separarlos por tipo de plástico y someterlos a los siguientes procesos: molienda, lavado, secado, extrusión, pelletizado o granulado, con el objetivo de que sean usados como materia prima para producir nuevos productos finales.

Recuperar, se refiere a la recuperación energética. La energía que contienen los productos plásticos mediante el reciclado energético. Es una técnica aún poco conocida en Latinoamérica, pero que tiene gran importancia en otros países desarrollados, como en Alemania, Holanda, Dinamarca, Suiza y Japón.

La combustión de los plásticos con los RSU (residuos sólidos urbanos) genera electricidad que se emplea en la red eléctrica para usos generales, como calor en forma de vapor a baja presión y agua caliente para los hogares que se encuentran cerca de las plantas de combustión.

“En Europa se recupera más RSU energéticamente que por reciclado. Por ejemplo, en Holanda hay ciudades en que el servicio de agua caliente es gratuito o a costo muy bajo, porque el agua caliente es producida por lo que resta de la turbina después de que produjo electricidad”, dijo Mario Tonelli, Director Ejecutivo de Ecoplas.

HACIA EL RECICLADO

El plástico es utilizado generalmente en envases de alimentos, productos de limpieza, entre otros, y cuando se acaba su contenido -restos de envases post consumo- terminan en la basura. La clave es tirarlo en el recipiente adecuado, el de los materiales reciclables o llevarlo a un Punto Verde.

Luego, los recuperadores urbanos llevan los residuos reciclables a los Centros Verdes, donde en el caso de los plásticos los separan de acuerdo al tipo de material, los compactan en fardos y finalmente son comprados por las industrias de reciclados plásticos, las cuales vuelven a convertirlos en materia prima y de ahí se transforman en nuevos productos.

Separación

Hay distintos tipos de plástico, para identificarlos se instituyó el código internacional SPI, que asigna un número a cada tipo de plástico y se ubica dentro del triángulo de reciclado. Su objetivo es facilitar la clasificación, ya que cuanto mejor estén separados los residuos por tipo de plástico, mejor será la calidad del producto final tras su reciclado.

La separación de residuos busca reducir la cantidad de elementos que terminan en la basura, ya que muchos de ellos no son desechos propiamente dichos.

“La separación sumada a iniciativas de reciclaje tiene una doble ventaja: primero, promueve que no se establezcan nuevos rellenos sanitarios y, segundo, alivia la descarga de basura en la tierra y en los océanos”, dijo Greenpeace.

Y agregó que “para evitar que muchos elementos que son reutilizables sean desechados, es necesario que los gobiernos adopten medidas más concretas de concientización a la población para que la separación de residuos se concretice”.

Tonelli coincidió al decir que “la conciencia de separar los residuos es una obligación del Estado porque es un cambio cultural, que en otros países ha llevado 10-15 años, como en España. En Alemania quizás un poco menos, porque hay más cultura ambiental”.

En tanto, Ecoplas está capacitando mediante un plan presentado a la Dirección General de Reciclado del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a los recuperadores urbanos de los Centros Verdes, para que mejoren la separación de los distintos tipos de plásticos.

“En los Centros Verdes se separan fardos de botellas (PET), de polietileno de alta densidad (soplado, como los envases de lavandina, detergente, shampoo), de todo tipo de película (bolsas, envoltorio del pack de agua, de papel higienico, rollo de cocina). También están separando los potes de poliestireno (yogur). Además hay cooperativas que separan el film, los de color y los de cristal (transparentes, ni impreso, ni con color). El cristal vale más caro porque sale el color natural”, contó Tonelli.

Además, en Ecoplas crearon la manito de poliestileno reciclable, polipropileno pp y pvc reciclable, para contribuir con la separación. La manito significa que los envases son 100% reciclables.

“Las empresas nos mandan el envase, lo llevamos al laboratorio y si es monomaterial, le pueden colocar la manito en sus envases”, dijo Verónica Ramos, Gerente de Asuntos Gubernamentales y Comunicaciones de Ecoplas.

Por su parte, Hilbrecht aclaró: “El triángulo es voluntario igual que la manito”.

En tanto Ramos explicó que al recuperador urbano lo contactan con Cairplas (Cámara Argentina de la Industria de Reciclados Plásticos) para saber a quién les pueden vender los fardos y así cerrar el circuito.

Transformación

Los fardos que realizan en los Centros Verdes los venden a las industrias recicladoras de plásticos, donde el residuo vuelve a ser nuevamente materia prima, y de ahí va a otras industrias, como por ejemplo las que fabrican bancos de plaza y escuelas, envases para gaseosas y aguas, bandejas, fibras textiles (camperas, abrigos, lonas) juguetes, cuerdas, hilos, bolsas de residuos, botellas de distintos productos (artículos de limpieza), caños, mesas, pisos, cercos, membranas aislantes de la humedad, macetas, baldes, cajones, zapatos, perchas, artículos de oficina (reglas, abrochadoras), partes de instalaciones eléctricas, entre otros.

En Argentina hay aproximadamente 150 industrias recicladoras de plásticos.

Mario Tonelli comentó que se está conformando una Comisión de IRAM para normalizar la fabricación de durmientes sintéticos: “En Argentina hay un plan muy importante de reconstrucción de las vías ferroviarias, que se estima en 20000 km aproximadamente, y los durmientes tienen que ser repuestos porque son viejísimos y el quebracho prácticamente no existe más, lo poco que hay esta controlado, entonces el plástico reciclado que tiene una vida útil de 50 años, puede usarse para durmiente y además tiene la característica de que reemplaza al de quebracho, indistintamente, ya que tiene propiedades similares en cuanto a la flexibilidad”.

Y agregó: “El problema actual es la falta de materia prima en la industria de reciclados plásticos que está trabajando al 50% de su capacidad de producción, porque los ciudadanos no separamos los suficientes residuos reciclables en nuestros hogares, y los Centros Verdes no llegan a abastecer a esta industria”.

Por su parte, Hilbrecht dijo: “Hay capacidad ociosa en la industria recicladora que necesita cumplir con tres C: calidad, cantidad y continuidad. Y hoy hay problema de cantidad y de ahí continuidad”.

El plástico es demasiado valioso para ser desperdiciado

Beneficios y conclusiones

Los beneficios del reciclado comparado con la producción del mismo producto a partir de materia prima virgen: el reciclado del plástico consume 85% menos de energía, además, ahorra recursos de materia prima, reduce la emisión de gases de efecto invernadero y hay menos residuos sólidos urbanos.

“La cultura ciudadana tiene que ser hacia el reciclado, tiene que tener la conciencia de que cada uno que separa un envase está contribuyendo a la protección del medio ambiente, a la reducción del calentamiento global, del consumo de energía, de gases de efecto invernadero. esa es una conciencia que tiene que transmitirse a todos los ciudadanos”, enfatizó Tonelli.

HACIA LA CONTAMINACION

Cuando desechamos algún producto de material plástico puede terminar en un basural, ser incinerado o reciclado. Sin embargo, algunos terminan en los ríos y océanos: a través de los sistemas de drenaje de aguas en zonas urbanas, por el agua que fluye desde los rellenos sanitarios; los que son vertidos accidentales de los barcos o mediante los efluentes de las estaciones depuradoras y plantas de tratamiento de aguas residuales.

“El 90% de la basura en los océanos corresponde a plásticos, lo que se ha ha vuelto uno de los peligros más mortales que enfrenta hoy la flora y fauna en los mares del planeta. En el mundo 1.300 especies se han visto afectadas”, dijo Greenpeace.

Se calcula que entre el 60 y el 80% de la basura de los océanos está formada por microplásticos (presentes en productos de belleza e higiene personal como la pasta dental). Con respecto a esto Greenpeace expresó: “Son un grave problema. Al ser tan pequeños no pueden ser filtrados en los sistemas de desechos de agua y llegan al océano. Los animales marinos lo confunden con alimentos, lo comen y se ven seriamente afectados”.

Y citó un ejemplo: “En el caso de las bolsas plásticas, su uso medio es de 15 minutos pero tarda 400 años en degradarse. Se estima que en 2020 se usará un 900% más de plástico que en 1980. En este escenario la situación es grave, ya que gran parte de estos plásticos terminan contaminando hábitats naturales, especialmente en los mares”.

El tiempo de degradación del plástico en el océano depende de la radiación UV procedente de la luz solar, el principal agente que degrada el plástico. Además, la acción del oleaje acelera este proceso, debido a que los fragmentos más grandes se van rompiendo en trozos más pequeños.

“Es difícil estimar el tiempo que tarda en biodegradarse el plástico en los océanos pero se considera que es mucho más lento que en tierra”, concluyó Greenpeace.

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